Alhambra y Ayuntamiento de Granada trabajan en un proyecto para recuperar y tal en el horizonte de 2020
Por el lado salvaje de la Alhambra discurre la margen izquierda del río Darro y la ladera norte del monumento nazarí, arroyos bautizados con los topónimos de los lugares por los que discurren –Rey Chico y Romayla–, cármenes olvidados y huertas agrestes –Granadillo, Santa Engracia y Chirimías–, o ingenios y acueductos. Todos cerrados por vallas a cal y canto desde hace décadas y décadas. Todos esperando que desaparezcan los candados para, una vez convertido en un recorrido, se abran a Granada y al mundo para competir felizmente con el Paseo de los Tristes, probablemente, el más bello del mundo. Será un recorrido entre el puente de los Aljibillos, conocido también como del Rey Chico, hasta el de las Chirimías, de forma que toda una zona borrosa y borrada de la mente colectiva granadina será peatonal a finales de 2020, tras una inversión de tres millones de euros mediante un convenio entre la Alhambra y el Ayuntamiento.
En palabras de Reynaldo Fernández, director del Patronato de la Alhambra y Generalife, «hay que destacar el trabajo de la rehabilitación de este lugar por su alto valor como paisaje cultural, que tiene un diálogo permanente entre Alhambra y el Albaicín. Vamos a trabajar con una metodología nueva que se inicia en este espacio, con un equipo coral formado por técnicos del Ayuntamiento y del conjunto monumental».
«Hay que destacar el trabajo de la rehabilitación de este lugar por su alto valor como paisaje cultural»
REYNALDO FERNÁNDEZ
Los técnicos de la Concejalía de Urbanismo, que dirige el edil Miguel Ángel Fernández Madrid, aseguran que este proyecto «hace ciudad». Es como los arquitectos conciben que algo es importante. De momento, se vislumbra en varias fases. La primera, que supone la adecuación de las huertas y cármenes que van desde el Rey Chico hasta el acueducto de San Pedro –Granadillo, Santa Engracia y Chirimías–, todas o propiedad de la Alhambra o municipal, deben pasar en verano por el trámite de informar a Cultura de la Junta. «Y queremos hacer una exposición para que los granadinos conozcan y entiendan el proyecto en su conjunto», explican en Urbanismo.
«Queremos hacer una exposición para que los granadinos conozcan y entiendan el proyecto en su conjunto»
MIGUEL ÁNGEL FERNÁNDEZ MADRID
Los plazos y la arqueología
El alcalde, Paco Cuenca, ha reconocido que este proyecto, que tiene un área de intervención de 14.000 metros cuadrados, es una de las actuaciones «más emblemáticas» del acuerdo suscrito entre la ciudad y la fortaleza nazarí: «La recuperación del Paseo de Romayla abre una nueva vinculación entre la Alhambra y Granada, entre la Alhambra y el Albaicín. El proyecto va a rescatar esta zona como un paseo lineal, una zona verde para el disfrute de todos los ciudadanos a través de itinerarios y recorridos peatonales y accesibles».
El tramo final que conectará el paseo con Plaza Nueva
El paseo ya proyectado termina en el acueducto de San Pedro. Pero la gran idea es que prosiga, salve el Tajo de San Pedro y llegue al barrio de la Churra por Santa Ana a la altura del puente de Espinosa. Sería el sueño cumplido, ya que se podría pasear desde Plaza Nueva hasta el Rey Chico por el otro margen del Darro. Hay un problema serio por lo que se ha preferido retrasar de momento esta última fase. Se trata del Tajo de San Pedro, con muchos desprendimientos. «Ylo primero es garantizar la seguridad de las personas», sostienen las administraciones para terminar: «Si el proyecto tiene sentido es por recuperar un trazado alternativo a la Carrera del Darro».
Una vez cumplido el primer trámite con la Junta, se espera que la adjudicación de las obras esté lista para finales del presente año. El comienzo de la intervención puede ser perfectamente para principios del año que viene, «siempre y cuando no haya problemas arqueológicos, que estamos en una zona especialmente sensible». Y, añaden, «como en estas obras hay que ir siempre de la mano de un arqueólogo, si todo sale sin contratiempos, en dos años el paseo estará terminado, de forma que para finales del año 2020 creemos que pueda estar listo para ser inaugurado». Luego hay una segunda fase, que discurre en paralelo a la del paseo en sí mismo. Se trata de la rehabilitación del acueducto del Rey Chico, una zona que es propiedad de la Alhambra. Está a cargo del arquitecto Carlos Sánchez y es peliaguda y muy importante. Todo nace del entubamiento en su día del arroyo del Rey Chico, que luego se cubrió de tierra, de forma que el acueducto también quedó tapado. Lo que se hace ahora es recuperar la altura real del acueducto, que está muy documentado en grabados románticos del siglo XIX y también el molino del Rey Chico. La idea final es que el cauce del arroyo transcurra a cielo abierto. «El Arroyo del Rey Chico desemboca en el Darro, pero hay que liberar toda la zona que está cubierta y se destapará. También haremos un puente sobre el Arroyo del Rey Chico», explica Rogelio Martín Soler, arquitecto municipal responsable del proyecto del paseo.
El recorrido se establece además de forma accesible, sin barreras arquitectónicas
Un paseo desde el puente de Chirimías hasta el del Aljibillo, «por donde se accedía a la Cuesta de los Muertos, ya que el tramo que sube de la Cuesta de los Chinos no existía a principios del siglo XX». Era el Camino del Cementerio, y ahora se recupera. «A la Cuesta de los Muertos se accedía por Los Tristes o el Albaicín, cruzaba el Puente de los Aljibillos y también el arroyo del Rey Chico y subían por la tapia de la Alhambra, dejaban atrás la Puerta del Bosque y llegaban a la mitad de la Cuesta de los Chinos. Vamos a intentar cerrarlo también, aunque es un proyecto poco avanzado».
También, «se han hecho catas arqueológicas y se está reconociendo el acueducto para ver en qué condiciones está. Se ha llegado ya a los cimientos de las patas más largas. El acueducto fue inicialmente de madera y a finales del siglo XVIII se hizo el actual. Además, se sabe que el molino descubierto es de la época nazarí». Respecto al arroyo del Rey Chico, son derrames de agua de la Acequia Real de la Alhambra. Finalmente, terminan de explicar, «la vaguada que resulta con la recuperación de la Cuesta de los Muertos y con la acequia Romayla completa al aire libre resucita la vista romántica de los viajeros de hace dos y tres siglos».
Llegamos a hora al hilo conductor, porque la acequia Romayla es el discurso de este paseo, y la idea es liberarla para dejarla a cielo abierto». La acequia Romayla discurre por la parte superior del futuro paseo. «Hemos hecho catas pero está perdida, no se puede recuperar. El trazado que existe data de la invasión francesa de Napoleón, cuando se le dio a la acequia Romayla un nuevo trazado que ya estamos localizando, que va por la mitad del paseo». Además, hay que tener en cuenta que el tramo del Hotel Reúma se entubó, «y hay que eliminarlo para que salga a cielo abierto también». Hay incluso un aljibe «que vamos a recuperar entre el carmen de Aljibillos y el carmen del Granadillo (ambos ya no existen). Es un recorrido desde el siglo XIV en el molino nazarí hasta el siglo XIX con el paseo que recupera la visión romántica, es un recorrido a través del tiempo con todas las huellas en torno a la acequia que llega hasta hoy, al siglo XXI».
Este hilo conductor que es la acequia Romayla o de Santa Ana empieza cuando entra por la Cuesta de los Chinos al acueducto del Rey Chico, pasa por el molino del Rey Chico, luego al desaparecido Molino del Aljibillo (que hay catas y se pueden ver entre los restos incluso las ruedas de moler). Luego, la acequia pasaba por el carmen del Granadillo y frente al Hotel Reuma, que era el Carmen de Santa Engracia. Llega por fin a la Plaza de Las Chirimías, atraviesa la parcela y se adentra en el Tajo de San Pedro hasta llegar al acueducto de San Pedro, a la espalda de la iglesia. Hacia el final, la acequia sigue por un antiguo carmen que había y pasaba por la Torre del Cadí y ya llegaba a Santa Ana en el barrio de La Churra».
Alternativa de sombra y agua
El nuevo recorrido va a ser un Paseo de los Tristes de verano, «con sombrita, agua y sin coches. Va a ser la alternativa al Paseo de los Tristes, que es una pesadilla de vehículos, porque además alivia y descongestiona la Carrera del Darro. Es una alternativa sobre todo de verano porque está en la zona de umbría. Y se pueden plantar muchos árboles de hoja caduca y frondosos». Hay dos variantes. Se puede empezar desde el Puente de las Chirimías o si se prefiere desde la Alhambra, por las Mimbres, siguiendo la acequia Romayla al bajar por la Cuesta de los Chinos.
El recorrido se establece además de forma accesible, sin barreras arquitectónicas. Será un paseo de pavimento blando mientras que el resto serán zonas de vegetación, zonas pisables con grama que alfombre y con plantaciones. Como detalle, «delante del Hotel Reúma queremos recuperar dos palomeras preciosas, vamos a volver a plantarlas, porque se perdieron por el picudo». Y mucho más verde, ya que en las praderas que se crean entre los dos sentidos del recorrido peatonal «se ponen arbustos y muchas zonas de descanso, con bancos. Y también bancos colectivos que permiten que un grupo amplio descanse». También se rehabilitarán los muros de sujeción ya existentes para que cumplan su función. Para salvar el desnivel en dos alturas del Hotel Reúma, por ejemplo, se instalará un elevador con dos alturas en la antigua casa de los guardeses. La idea es que en un par de años la actuación esté mimetizada con el entorno. La parcela de las Chirimías llevará una zona de juegos infantiles diseñada según los dibujos que los niños hacen tras visitar la Alhambra. Queda el acueducto de San Pedro, «que lo vamos a arreglar», donde terminará de momento un paseo único como su gemelo triste de enfrente.
Fuente y foto; JAVIER F. BARRERA | ideal.es